EL PODER DE LAS HISTORIAS

Mary Poppins no existe. Un alegato por la conciliación.

Nacho Caballero ♛

Opinión sobre Mary Poppins en la vida real

Hace tan sólo 3 años el permiso de paternidad era de 13 días. Desde ayer son ocho semanas, intransferibles. Estamos de enhorabuena... vamos por el buen camino. Un camino largo.


Hoy quiero hablar de la paternidad responsable, de las consecuencias de tener hijos, de por qué da tanto miedo la facilidad con la que algunas personas los tienen, hoy he venido a hablar de si nuestros hijos son la causa de que nos queramos o deberían ser la consecuencia, hoy he venido a hablar de los que se ocupan de ellos y la gente piensa que tienen suerte de que sean tan equilibrados… hoy quiero hablar de la economía reproductiva y su importancia. Quiero saber si todos los que estamos aquí aspiramos a ocupar altos puestos de responsabilidad en un sillón o bien nuestro trono emocional se parece más a esto (un banco) durante las tardes de lunes a viernes con nuestros hijos en el parque.


LAS CONSECUENCIAS DE LA PATERNIDAD


Desde que soy padre entiendo perfectamente a la gente que no quiere serlo… porque aunque todo vaya bien y sean niños sanos y normales… es agotador. Por eso no pasa nada si decides hacer un Maribel Verdú y ser consecuente renunciando a tener hijos porque en realidad no te vas a ocupar de ellos.

Vamos camino de los 7500 millones de habitantes en la tierra y estamos cerca de poner el cartel de aforo completo. Si encima eres ecologista piensa que el día que nos queramos duchar todos los habitantes de la tierra al mismo tiempo… vamos a tener un problemilla con la presión del agua. Pensemos que un humano del primer mundo durante toda su vida genera el equivalente a 550 toneladas de carbón con cuya energía se podrían realizar 6500 vuelos a París… para que resulte más gráfico.


Por eso y por mucho más, si decides tenerlo… tienes que ser responsable y consecuente. Si decides que no porque eres coherente contigo mismo, la Generosidad es tu adjetivo.


TU HIJO, TU TAMAGOCHI


Hay toda una industria del escaqueo que no está esperando para que, de todo lo que tenemos que hacer en nuestra vida, decidamos delegar o subcontratar lo más importante: el cuidado de nuestros hijos durante sus primeros años de vida. Ese tiempo crucial en el que no solamente se le ponen vacunas y se le miden los percentiles, sino también esos años en los que tu hijo va a ser consciente de cómo es el mundo, quién es él y va a fijar los cimientos de un sistema operativo a nivel educativo y emocional que será muy difícil de cambiar si tiene carencias importantes.


He llegado a escuchar que hay padres que deciden no ocuparse de sus hijos durante los tres primeros años porque dicen que hasta esa edad no tienen memoria ni se acordarán de nada. También aquellos cuyos cursos de reciclaje en la oficina coinciden con las clases extraescolares forzosas de sus hijos, para luego reencontrarse en la cena y verlos crecer en pijama.


Qué decir de “los niños de la llave”... medio millón de niños en España entre los 6 y los 12 años que pasan las tardes solos en casa. Comiéndose con patatas el acoso escolar diario o descubriendo el porno antes de tiempo.


Lo último en este tipo de prestaciones son los padres y madres que han optado por un gran servicio para poder seguir disfrutando de su vida: las guarderías nocturnas. Para que mamá y papá puedan salir de fiesta sin remordimientos mientras su hijo duerme en un lugar que ni siquiera es su hogar. Es tu hijo, no un tamagochi.


DE REPENTE, UN EXTRAÑO


¿Os ha pasado alguna vez que habéis ido a la reunión de la Escuela Infantil y habéis comenzado a ver caras extrañas que no reconocéis? Ah… que estos son los titulares… que vienen a escuchar lo que tiene que decir el profesor de su hijo. Cuando en realidad la persona que lo cuida en el día a día y que le tira una foto diaria al menú que ha comido el niño para enviárselo a sus padres por WhatsApp, pasa a un segundo plano cuando hay que posar en la reunión. Normalmente estos padres esporádicos son los que hacen las preguntas más absurdas… “lo de la tolerancia a la frustración qué es”... y mierdas parecidas.


Alguno podrá pensar que tenemos derecho a seguir con nuestra vida aunque seamos padres. Claro, estoy de acuerdo. De hecho, soy de los que piensa que ser el mejor amigo de tu hijo es una aspiración errónea o dejar tu vida de lado porque haya llegado a tu vida. Somos sus cuidadores y educadores. Somos su padre o su madre. Somos los responsables de darles un entorno seguro en el que sientan amor y vean amor con sus propios ojos. Somos esas personas que tienen que preparar su vida mucho antes de que nazca nuestro hijo para poder darle una buena acogida y ocuparnos de él en primera persona.


PRIORIDADES


En esa preparación está la clave. Porque muchos estaréis pensando que hay que trabajar duro para sacarlos adelante. Estoy de acuerdo. Pero creo que confundimos a menudo lo que realmente nuestro hijo necesita. Porque ningún bebé te exige comprarte un coche tanque ni quince metros cuadrados de habitación.


Tampoco te exige un cuarto de juegos aparte que te haga rehipotecarte a los cuarenta años. ¿O sí? Esa frase de “mi padre no estaba nunca en casa porque trabajaba mucho para que no nos faltara de nada” ¿nos suena? Pues siento decir que lo que te faltó fue tu padre. ¿Te parece poco?

El coche tanque y la casa a los cuarenta son dos ejemplos de endeudamiento que afecta a la línea de flotación de nuestra libertad para disponer de nuestro tiempo. Hay que trabajar mucho y exigir poco laboralmente para ganar el dinero que pague a alguien que cuide de nuestro hijo.


Otro pequeño detalle que normalmente pasa desapercibido y que me va a meter definitivamente en el fango de la polémica. ¿Con quién decidimos ser padres? ¿Estamos seguros de querer ser padres? ¿Tenemos la certeza de querer serlo con esa persona? ¿Vamos a convertir, erróneamente, a nuestros futuros hijos en la causa de que nos queramos en lugar de ser la consecuencia? ¿Qué es más importante para nosotros… nuestra relación de pareja como eje de la vida familiar o el amor por nuestros hijos?


CONCLUSIÓN


Vivimos en una sociedad que ha decidido subcontratar el cuidado de sus mayores y de sus pequeños. En el caso de nuestros hijos la cosa es especialmente dramática porque el verdadero déficit de atención que sufren esos niños por parte de sus padres, es el que les genera numerosos trastornos que les lleva a ser medicados desde corta edad.


Lo peor de todo es que la persona que solemos buscar para que se ocupe de nuestros hijos a tiempo completo no se parece en nada a Mary Poppins. Porque somos egoístas y explotamos a nuestros abuelos “que están encantados de quedarse con el niño 40 horas a la semana”... o bien ponemos un anuncio en alguna parte que reza:


“Busco persona que cuide lo que más quiero por cinco euros la hora”.


AUTOR: Nacho Caballero. Speaker y Formador experto en Storytelling y Motivación.

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