EL PODER DE LAS HISTORIAS

El fenómeno del espemajismo

Nacho Caballero ♛

El fenómeno del espemajismo

Hace diez años vi el musical West Side Story con mi chica en Times Square. Nos gustó mucho, sin aspavientos. Cuando terminó la función todo el mundo se levantó y aplaudió a rabiar. Aquello me llamó la atención porque yo solamente me levanto de mi butaca si el espectáculo me ha parecido sublime. Contrastó esa actitud colectiva con el hecho de que cuando bajó el telón, todo el mundo se fue a su casa. ¿Había sido un espejismo? Si, de gente maja: había nacido en mi mente el Espemajismo.


Término de nuevo cuño surgido en la cultura americana y que estamos adoptando cada vez más en nuestro entorno. Un nombre el de este fenómeno al más puro estilo de Luis Piedrahita, como resultado de experiencias vividas en los últimos años en los que la sociología que me rodea, me ha sorprendido con eslabones perdidos que encajan perfectamente con esta tendencia a la impostura.


Estos seres, que son una variante avanzada de los “Majos tóxicos” de los que hablé en su día, son personas que están entre nosotros y que al principio pasan desapercibidas. Sin embargo, su proliferación y la pérdida de sutileza en su comportamiento hace que a mi personalmente, cada vez me resulten más fáciles de detectar.


Si algo define a prácticamente la totalidad de estos seres es la palabra “crack”. Se la sueltan al primero que encuentran por la calle. De hecho, yo en ocasiones he recibido ese calificativo cuando en realidad lo que había hecho equivalía a estornudar. Los que me conocéis, sabéis perfectamente que no es falsa modestia.

También puede ser que cuando termines de dar una charla o participar en algún evento en el que se haya constatado un cierto éxito, se te tire al cuello un espemajista con un torrente de elogios y antes de que te des cuenta te ha dado tres tarjetas de esas de networking, con la promesa de que haréis grandes cosas juntos. No te hagas ilusiones. No le vas a volver a ver en tu vida.


Una variante mucho más dura de este fenómeno social, es cuando el espemajista es un influencer. Con que rasques un poco y por lo que sea le pidas algo que no le resulte rentable a él, te encontrarás con la exigencia de algo a cambio sin que venga a cuento en absoluto.


Son este tipo de personas que te venden cursos de Coaching avalados por la “Universidad de la Plenitud”. ¿No te lo crees? (mira en la imagen abajo a la derecha). Que conste que tengo la suerte de no conocer al sujeto de la imagen.


Los espemajistas también se mueven en manada y es un espectáculo solamente comparable a las coreografías de los estorninos. Cuando están juntos se dicen más veces “crack” los unos a los otros, que preposiciones.


En realidad, se trata de personas de un nivel medio a nivel intelectual que desarrollan actividades en las que si les sustituyeran otras personas, no pasaría nada.


Lo extraordinario del fenómeno es que como entre ellos se elogian de forma desmedida, al final terminan teniendo una idea distorsionada de lo que es algo valioso. Por eso, cuando alguien hace algo que les sorprende fuera de su grupo espemajista, intentan captarlo con palabras que si tienes dos dedos de frente, actuarán en tu mente como elefantes en una cacharrería.


Como te decía al principio, esta unión letal entre la palabra “espejismo” y “majo” es una versión avanzada de “Los majos tóxicos” .


No subestimes su influencia negativa, porque a todos nos gusta recibir elogios y esa precisamente es su mayor arma. Apelan siempre a tu ego, alimentándolo nocivamente.


Si te topas con alguno en un evento de networking y comienza a regalarte el oído de forma desmedida, vete a casa. Lo menos que puede ocurrir es que te haga perder tu valioso tiempo.


Lo mismo que la dieta mediterránea derivó en comida basura o nuestro ocio de fin de semana se ha convertido en ir al centro comercial, el peloteo ibérico de toda la vida ha mutado en algo mucho más sofisticado: el espemajismo. Atentos.


AUTOR: Nacho Caballero. Speaker y Formador experto en Storytelling y Motivación.

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