¿Por qué ya no se roban radios de coche?

Todavía recuerdo mi primer coche. Un Seat Málaga que con el depósito lleno de “Súper” no era capaz de llegar a Alicante desde Madrid. Era como si tuviera un agujero en el depósito. Qué manera de chupar.

En aquellos años 90 y siendo un pardillo, aquel coche me parecía el más bonito del mundo. De hecho, pasaba grandes ratos con mis amigos dentro del mismo simplemente hablando de nuestras cosas. Me molaba tener coche y cualquier excusa era buena para disfrutarlo sin gastar gasolina.

También recuerdo que cuando lo dejaba aparcado, me subía a casa los papeles del coche y la radio, que arrancaba entera de donde estaba ubicada. ¿La razón? En el caso de los papeles porque si me lo robaban no se los llevaran y en un control policial trincaran a los malos, además de ahorrarme el tener que conseguirlos de nuevo si mi coche caía en manos ajenas. Todo muy factible.

En el caso de la radio, el motivo principal era que el robo de radiocassettes de coche en aquellos años seguía a la orden del día. Los más locos del lugar escondían la radio debajo del asiento del conductor, a pesar de que una leyenda urbana contaba que los cacos sabían si estaba debajo.

En un tiempo intermedio entre los 90 y hoy, se inventaron aquellas pequeñas placas que se quitaba del frontal de la radio y la inutilizaban. Esa gente era la jet set del barrio.

Ha pasado el tiempo y ya nadie ni quiere ni puede arrancar la radio del coche para subírsela a su casa. No hay peligro de que sea robada. La globalización de los últimos 20 años ha hecho que los productos resulten tan baratos, que el delito ya no se comete robándolos, si no que se produce en su compra bajo condiciones de fabricación que en nuestro país serían delito.

Y de esto, somos cómplices.

AUTOR: Nacho Caballero. Speaker y Formador experto en Storytelling y Motivación.

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