Los héroes anónimos: Cómo la gente valiente ayuda a mejorar las vidas de los demás

Durante la pandemia nos dijeron que había que lavar la compra.

También que las mascarillas había que desecharlas cada cuatro horas.

Hace cinco años la DGT me escribió preocupada porque mi coche tenía diez años. Sin haber atropellado a nadie.

Hay gente que vive acojonada y luego está el autobusero de Zaragoza.

Te cuento.

Hace unos meses di una conferencia que se me fue de las manos.

En ella cuento cosas que no había contado antes y te digo todos los libros que tienes que leer si te quieres ahorrar los 25 euros que cuesta verla completa. A cambio de dos años de tu vida.

También le digo a los que la vieron en directo que el 90% no iba a mover un dedo por mucho que les hubiera impresionado todo lo que escucharon.

Me quedé corto.

Es un contenido para valientes que no tienen miedo a coger un Delorean y conseguir en tres meses lo que les llevaría dos años. Sin contar las canas y posibles divorcios de por medio.

Porque en esa charla voy al grano, porque lo doy todo. Porque cuento cosas que tienen más que ver con pedir perdón que permiso. Y pocas veces he tenido que pedir perdón.

Ni te imaginas los beneficios que me ha reportado esa actitud a todos los niveles.

¿Y el autobusero?

Cuando salí del Palacio de Congreso de Zaragoza iba pegado de tiempo y no había taxis.

Cogí un autobús que me salvaba de perder el AVE. Eran solo dos paradas.

Me subí y le dije que si podía pagar con tarjeta. La respuesta fue que no se podía.

Pero que subiera, que en dos paradas seguro que no pasaba ningún inspector.

Este es de los míos.

De los valientes.

Como tú. Aquí te lo dejo.

PD: un día más, una excusa menos.

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Nacho Caballero. Copywriter experto en Storytelling y Storybrand