El valor de la amistad

Pocos conceptos han sido más devaluados y prostituidos que el de “somos amigos” por culpa de las nuevas tecnologías.

Hemos considerado a personas de esa categoría que en realidad eran o son turistas que pasaban por nuestra vida. Son todos aquellos que bajo la categoría de “amigos” figuran por centenares en la red social de turno. Desengáñate, nadie tiene tantos de verdad.

Si hacemos un sencillo ejercicio quizá consigamos hacer un buen ERE de los que hoy en día disfrutan de la etiqueta de la amistad sin merecerla. Imaginemos que se nos pincha una rueda del coche a las tres de la mañana. ¿A quién llamamos? Digo esto dando por hecho que puede ser un momento de tal pánico que igual no caemos en la cuenta que somos del RACE y pueden venir a buscarnos.

Otro ejercicio sería saber con qué persona dejaríamos a nuestro hijo bajo su cuidado y custodia durante una tarde. Vale, alguno me dirá que la gente contrata al mejor postor porque esté con sus hijos más que ellos mismos haciendo de madre/padre suplente. Es cierto, pero es que este post está escrito desde mis diecisiete horas diarias con mi familia. No atiendo casos de abandono infantil.

Desconozco cuantas personas había en tu cabeza con la categoría de amigo/a cuando has comenzado a leer este post. Sin embargo, queda una prueba que para mi es la definitiva.

Hace referencia a esas amistades que se definen por un hecho absolutamente inequívoco que las convierte en verdaderas y superan los lazos familiares de sangre. Son aquellos amigos en cuya casa tú puedes abrir la nevera y coger lo que quieras.

Eso es un amigo… y rechaza imitaciones.

AUTOR: Nacho Caballero. Speaker y Formador experto en Storytelling y Motivación.

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